domingo, 2 de diciembre de 2012

Hundido




Decepción, dolor, bronca, rabia, desesperación, desconcierto….. puedo seguir todo el día citando adjetivos para describir lo que siento por ver al amor de mi vida morirse de a poquito. Independiente se está muriendo. Y basta de mirar para todos lados buscando culpables y responsables. Si querés encontrarlos empezá a mirarte un poco más a vos mismo.
El proceso que hoy nos encuentra regalando todo el prestigio que se ganaron generaciones enteras de jugadores, dirigentes e hinchas no se perdió en un año. Para destruir tanta grandeza hace falta mucha inoperancia, mucha delincuencia, mucha obsecuencia barata y muchísima pero muchísima más indiferencia por parte de los que hoy formamos la familia del rey de copas. A Independiente lo mataron y nosotros los dejamos matarlo. Hoy todos lloramos, nos victimizamos, escribimos nuestro dolor en las redes sociales, acudimos a programas radiales que los domingos se transforman en verdaderas terapias de grupo pero que el lunes temprano se aprestan a sembrar más mierda de la que ya nos desborda, exigimos encontrar en Javier Cantero a un salvador infalible, pero somos los primeros en pedirle que arregle con Julio Humberto Grondona para que éste nos dé su “visto bueno” y así continuar en primera. A nuestro presidente ahora  le rogamos que “se deje de joder con la barra”, que tenga “mayor presencia en AFA” y que siga endeudando al club para traer a estrellas que cuando lleguen no van a rendir por el simple hecho que, hoy, Independiente es un club tóxico capaz de destruir cualquier buen proyecto que se intente armar, porque sus bases están totalmente destrozadas. ¿En serio pretendemos conseguir una “salvación mágica” pactando con quienes destruyeron a un club que supo ser modelo a nivel mundial? Resulta inentendible que tengamos el horizonte tan desviado.
Así y todo es más fácil levantar el dedo y señalar. Insultamos a los jugadores, los increpamos, los amenazamos y los tildamos de delincuentes. A veces nuestro propio comportamiento se parece bastante a aquél por el cual después nos escandalizamos cuando hablamos de los barras.  ¿Algún día nos daremos cuenta que en todo este tiempo pasaron cientos de jugadores, de calidades diversas y que el resultado es siempre el mismo? ¿Vamos a seguir acumulando nombres inútilmente sabiendo perfectamente cómo va a terminar la historia? Mi respuesta es NO. A Independiente hay que refundarlo, pero esta vez nos toca ser responsables a nosotros. ¿Cómo lo hacemos? Sabiendo escuchar, sabiendo diferenciar lo importante de lo urgente. Tenemos que entender que el problema es serio y que si tenemos que descender para empezar a reconstruir habrá que aceptarlo y trabajar el doble, cada uno desde su lugar. Los hinchas alentando, no insultando. Los medios partidarios informando, no haciéndose los analistas y los dueños de la verdad cuando apenas son, muchas veces, estudiantes haciendo de periodistas. Los dirigentes cuidando nuestro patrimonio, no peleándose por twitter. Los jugadores entrenando y exigiéndose al máximo. En fin, todos nosotros cuidando de la hermosa familia de la que tenemos el honor de ser parte y que la descuidamos por tanto tiempo. No es tarde ni aún descendiendo. Los grandes lo son porque salen de las difíciles e Independiente es más que eso, es enorme.
Lo que está en juego es nuestra pasión. Yo no quiero más sentir ese dolor en el pecho cada vez que se va acercando el partido de mi rojo. Hoy mi pasión se convirtió en una carga, no me deja pensar, no me deja dormir y me saca la sonrisa. Quiero que las lágrimas, que intento, sin éxito contener, vuelvan a ser de alegría.  Solo depende de que dejemos, con el perdón de la palabra, de hacernos los boludos. 
Te Amo Independiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Podés publicar tu comentario. Por favor, a opinar con respeto y a hablar de fútbol.