miércoles, 29 de junio de 2011

Efecto Dominó


Las especulaciones se terminaron señores y River Plate, uno de los equipos más grandes de la Argentina, jugará la próxima temporada en el Nacional B. La búsqueda de responsables fue automática y nuevamente se cometió el error de focalizar culpas en figuras puntuales. Lo claro es que Aguilar, Passarella o Juan José López son solo caras visibles de un problema en el cual formaron y formamos parte todos en mayor o menor medida.
Alguna vez me tocó escribir sobre dirigentes, hinchas, violencia, barrabravas y hoy parece que sería suficiente cortar y pegar palabras, porque los argumentos se repiten. En realidad los que se repiten son los problemas y las soluciones insuficientes que se plantean en cada uno de los sectores que conforman nuestro fútbol.
Cuesta ver al fútbol argentino en este momento. Pareciera a veces que atrás de esto hay alguien que deliberadamente busca destruir nuestro deporte, nuestros clubes y nuestras pasiones. La realidad es que todos colaboramos a ese fin.
En el fútbol hay varios componentes que forman un engranaje y si uno de ellos no funciona medianamente bien, en algún momento el engranaje se rompe. Es lo que le pasó a River y lo que le está pasando al grupo de equipos llamados “grandes” en Argentina.
Los dirigentes son el primer componente, porque son ellos los que tienen y deben planificar el futuro del club, los que deben encausar los esfuerzos y deben cuidar la salud de las instituciones cuya administración les fue encomendada. La palabra administración no es una palabra más, administración significa “Planificar”, “Organizar”, “Dirigir” y “Controlar”, curiosamente palabras extrañas a nuestros oídos que escuchamos solamente en períodos de campaña y luego olvidamos entre refuerzos resonantes, resultados deportivos y promesas incumplidas. Si hay algo que los dirigentes argentinos no hacen es administrar, porque la planificación se cae a pedazos por dos partidos perdidos y una pelota en el palo, la organización está ausente desde los clubes y desde la misma AFA, la dirección se concentra en calmar al hincha y el control se acomoda para cubrirse mutuamente de acciones que son tan corruptas como generalizadas.
Los hinchas son el segundo componente y no dejan de tener su parte en esta historia. Cuando decía anteriormente que focalizar culpas no sirve de nada es porque justamente favorece que nos olvidemos de responsables. Cuando se focalizan las culpas de los hinchas en los llamados “barrabravas” nos olvidamos que nosotros, los hinchas sanos del fútbol, también colaboramos aún sin intención en el deterioro de nuestras instituciones. Los hinchas no sabemos exactamente lo que queremos y ese mensaje es el que recogen nuestros dirigentes. Pedimos instituciones con economías sanas, desarrollar las inferiores, promover las acciones sociales, incorporar nuevas actividades e incorporar a la familia a la vida del club, pero una pelota en el palo o dos partidos perdidos parecen prevalecer y terminamos pidiendo la cabeza de todos los que estén a mano. Los hinchas sanos somos los que muchas veces nos creemos en el derecho de insultar a jugadores, de agredirlos e increparlos. Un jugador puede tener un desempeño bueno, malo o regular en la cancha. En cualquiera de los casos no merece jamás la constante falta de respeto a la cual los sometemos.
Los jugadores son el tercer componente y son los protagonistas. Son ellos los que en definitiva pueden meter la pelota en el arco rival o impedir que entre en el arco propio. Son los que nos regalan (cada vez menos) gambetas, lujos y goles, pero no dejan de ser trabajadores y como tales dependen del funcionamiento de toda la institución en la cual se desempeñan.
El cuarto componente es el organismo de control, en este caso la AFA. En realidad la asociación encabezada por Don Julio Grondona se merece páginas y páginas, pero para resumirlo podemos decir que quien tiene la responsabilidad del “control” hoy es el principal responsable del “descontrol”. Los clubes mueven millones de dólares año tras año y demostraron que si se los deja a su libre albedrío terminan en un verdadero desastre. Las decisiones en los clubes muchas veces pasan por el presidente y una comisión directiva cómplice. Dejar el destino de tanto dinero a un grupo de personas con procedencia, ética y preparación dudosa solo se explica si esta situación es funcional a los objetivos del organismo de “descontrol” y justamente eso es lo que pasa. A medida que los clubes se hunden más poder le dan a la AFA y más dependientes son de sus decisiones y de su “ayuda”. El resultado es el que estamos viendo.
Hay un quinto componente y creo que es el más ausente en todo esto: La educación. Al fútbol lo conforman las personas y si ellas carecen de educación no hay oportunidades de mejora. Los incidentes que vimos en el Monumental no fueron todas obras de barrabravas, había hinchas comunes, mujeres y adolescentes rompiendo su propio patrimonio. Los organismos de seguridad son absolutamente ineficientes, pero el verdadero problema no es de seguridad, es de educación. Si nosotros somos educados los incidentes que vemos todas las semanas en las canchas serían sólo hechos puntuales, esporádicos y absolutamente controlables.
El domingo fue una jornada muy particular y algunos se alegraron por la caída de un grande. Yo personalmente me quedé frío y muy preocupado, porque todo lo que llevó a River a tan dolorosa caída lo veo en mi club y en muchos otros. Dicen que en ocasiones las crisis representan oportunidades y esta es una de esas ocasiones. Lo cierto es que para aprovecharla debemos exigir una reestructuración de raíz, una solución integral. No nos debemos apurar por volver a ver la pelota rodando, porque por este camino de lo último que hablamos es de la pelota. Yo quiero volver a hablar de tácticas, de goles, de errores defensivos, de talento y del partido del domingo. Hoy los temas son los arbitrajes, los hechos de violencia, las canchas a puertas cerradas, los balances, los pasivos, las deudas, las auditorias y los actos de corrupción. Nos quieren hacer creer que, como somos parte de una sociedad que está enferma, el fútbol no puede aportar soluciones. Es al revés, el fútbol es un fenómeno social y como tal puede dar el puntapié inicial para buscar una solución mucho más amplia.
Si estás leyendo a esta altura de la nota es porque en algún punto pude captar tu interés y compartimos una indignación que nos entristece. Puede parecer que siempre decimos lo mismo y que repetimos sin sentido siempre las mismas palabras. Espero alguna vez podamos convencernos de que el problema es grande y complejo así de una vez por todas podamos afrontarlo como tal. Ojalá en un tiempo los domingos volvamos a hablar de fútbol y mis notas hablen de fútbol. Es el sueño de todos los que amamos el deporte.

martes, 21 de junio de 2011

¿Quién es el rival de River?



Estamos a horas de un partido histórico en el que River Plate, uno de los equipos más grandes de la Argentina se juega su historia al enfrentar cara a cara la posibilidad del descenso. Su rival, Belgrano, está en el centro de las miradas de los medios de todo el país como pocas veces lo estuvo en los últimos años.
Para nosotros los cordobeses no es extraño ver a Belgrano en estas instancias, conocemos a la perfección sus virtudes y sus defectos, las ha ido mostrando a lo largo de su larga historia. Los medios televisivos bonaerenses parecen estar ante la presencia de un equipo desconocido y al escuchar sus apreciaciones me surgió la necesidad de presentarles a este grande cordobés.
Belgrano, junto con Talleres, es uno de los dos equipos más populares de la provincia. Su historia está llena de estas instancias. Le tocó alguna vez perder una final contra su clásico rival y semanas más tarde sobreponerse y lograr el ascenso.
Como consecuencia de sus malos manejos dirigenciales, como muchos debió enfrentar la quiebra y su posterior gerenciamiento. Después de un comienzo con muchas dudas, toma el mando Armando Pérez y comienza un proceso de saneamiento, transparencia y seriedad. Se apostó por las divisiones inferiores, se les dio lugar en el primer equipo y se reforzó el plantel en la medida justa, con presupuestos equilibrados y objetivos claros. Estos procesos llevan tiempo, el ascenso se le viene negando, pero uno puede notar en sus hinchas una sensación de satisfacción y optimismo impensada hace unos años atrás. Aquellos que lo miramos desde afuera, sin sentimientos involucrados, estamos de acuerdo y deseamos que el resultado consagre el trabajo serio.
Este campeonato el equipo llegó a la última posición del Nacional B. En ese momento, pensar que el ascenso iba a ser una posibilidad sonaba como una utopía, pero tratándose de Belgrano las utopías son posibles, es su característica.
La llegada de Ricardo Zielinski le dio un aire fresco y con un juego aguerrido, simple y consciente de sus limitaciones llegó al objetivo de la promoción. Cuenta con jugadores de experiencia, que conocen la categoría y este tipo de instancias. Mariano Campodónico es el amuleto del ascenso, sabe lo que es ascender con Belgrano y con muchos otros equipos, parece que para ascender es condición tener a Campodónico en el plantel. Si bien alterna titularidad y suplencia, el goleador está y es siempre una alternativa.
El “picante” Pereyra es un jugador peligroso, veloz, inteligente y con gol. Nada más amoldado a la realidad de un River empapado en desesperación.
Olave, desde el arco transmite personalidad y voz de mando. Otro que de ascensos conoce y está en un buen momento.
Franco Vázquez es quizá su principal figura y quien aporta la cuota de buen pie y talento. Casualmente en otra promoción, contra Racing, muchos se vieron sorprendidos en aquel momento con otro pirata, Matías Suárez, que luego emigró al fútbol belga en donde se mantiene con muy buenas actuaciones. Hoy Franco Vázquez es el jugador a observar, tiene todo para sorprender.
No esperen en el celeste un equipo lírico y lleno de individualidades, pero tampoco un equipo tímido y superado por la circunstancia. Belgrano es justamente la clase de equipos contraindicados para enfermos terminales como River, uno que sabe a qué juega y deja la vida en la cancha. El equipo cordobés conoce sus debilidades y va a tratar de evitar que el juego pase por ellas, River es un mar de debilidades y la mental es la más peligrosa.
El resultado de esta historia es incierto, el fútbol es incierto y pocos podemos asegurar un desenlace. River es un grande de la Argentina, Belgrano es un grande de Córdoba y del interior del país. Todo está dado para que veamos un partido atractivo, que explota de emociones. Personalmente espero que le agreguen una cuota de buen fútbol y que todo se de en paz más allá de los resultados finales. Si eso se concreta estoy seguro que lo vamos a disfrutar, más allá de las camisetas y de las pasiones que nos invadan.

sábado, 18 de junio de 2011

El goleador que no fue.


Se termina un nuevo campeonato en el fútbol argentino, con situaciones curiosas, polémicas y muchas emociones, de las malas y las buenas. El mundo Boca pudo despedir a su máximo goleador, el gran Martín Palermo. Escribir sobre este asesino de redes no tendría mucho sentido y mis apreciaciones no agregarían nada nuevo. Por eso me voy a cruzar de vereda, hacia Núñez, y voy a recordar a un jugador exquisito, que por cuestiones del destino no pudo ser el goleador que todos esperamos.
Allá por 1999 debutaba Fernando Ezequiel Cavenaghi y rápidamente se transformó en una de las figuras del fútbol argentino. Los que más allá de las camisetas disfrutamos su clase y sus definiciones siempre sutiles no dudábamos en que el 9 de la selección para él era sólo una cuestión de tiempo y de madurez. En River brilló y tras 5 años cambió su destino hacia las frías tierras rusas, al Spartak de Moscú. Los que lo admiramos nos quedamos con un sabor amargo, el “Torito” tenía otro nivel, prometía seguir los pasos de otros goleadores riverplatenses como Hernán Crespo o Javier Saviola. Los dólares rusos pudieron más y nos alejaron del talento de una de las promesas más destacadas de nuestro fútbol por dos años. Cuando se que decía su ciclo en Moscú se había terminado todos nos dijimos que era el momento de dar el salto hacia una liga de primer nivel y que ahí iba a poder demostrar todas sus cualidades, pero apareció el Bordeaux, la Liga Francesa y su paso por el fútbol galo tuvo sinsabores porque arrancó con todo pero terminó en el olvido sentado en el banco de suplentes, demasiado talento derrochado. El Mallorca le dio finalmente la bienvenida a la Liga Española que sólo lo pudo disfrutar por 8 partidos, no llegó ni siquiera al número que marcaba su camiseta, el 10. Hoy lo vemos en el Inter de Porto Alegre, con poca continuidad y yo me pregunto siempre por qué Cavenaghi nunca llego a ser aquél goleador que nos prometió a fuerza de talento. Oportunidades tuvo, condiciones también. ¿Será que el fútbol no le perdonó nunca haber errado su destino allá por 2004 cuando estaba en su mejor momento y era pretendido por los mejores clubes de Europa? Lo cierto es que Europa no le sentó bien, River siempre fue su casa, pero nunca más volvió.
Arranqué la nota nombrando a Martín Palermo y no es casualidad, el titán tampoco tuvo un gran desempeño por suelo europeo, pero supo cuándo volver a su casa, se reencontró con el calor de su gente. El “Torito” todavía tiene el crédito abierto y seguramente River lo espera con ansias.
Se termina un nuevo campeonato y nuestro fútbol extraña cada vez más al selecto grupo de definidores exquisitos del cual Fernando supo ser parte. Sus 27 años nos dicen que todavía puede ser ese goleador efectivo, letal, pero por sobre todas las cosas muy vistoso. Después de todo dicen que lo que el fútbol te quita a la larga te lo devuelve y si hoy nos quitó a un animal del área como Palermo quien dice que no nos devuelva otro con la banda roja cruzada al pecho. En el fútbol los tacos, las gambetas y los sombreros son los que se llevan todos nuestros aplausos, pero cuando la pelota llega al área siempre es bueno tener un señor elegante que le presente a su eterna enamorada, la red.