El fútbol es para muchos de nosotros el deporte más hermoso del mundo. Es capaz de despertar pasiones, emociones, alegrías, decepciones, tristezas y enojos. Los hinchas vivimos el fútbol alentando, cantando, gritando y apoyando. Pero no es el único papel que juega el hincha de nuestro amado deporte. Somos el usuario final del gigantesco entretenimiento en que se ha convertido este juego. La innegable importancia que tenemos los hinchas en todo este asunto muchas veces nos eleva a un pedestal que puede confundirnos y mucho.
En el mundo y, particularmente en Argentina, los hinchas tenemos la capacidad de convertirnos según la circunstancia y el momento en Directores Técnicos, Árbitros, Dirigentes, Jugadores y Periodistas. Y las opiniones son tan cambiantes como los resultados. Reclamamos a nuestros dirigentes proyectos serios, a largo plazo, desarrollo de divisiones inferiores, juego elaborado y vistoso, pero nuestro apoyo a los proyectos dura lo que duran los buenos resultados. El largo plazo se convierte en “si se pierde el próximo partido se tiene que ir el técnico”, el desarrollo de las divisiones inferiores se transforma en “no tenemos nada, hay que traer refuerzos o nos vamos al descenso”, y el juego elaborado y vistoso se convierte en “hay que ganar como sea, son todos pecho frío”. Nos quejamos de clubes quebrados financieramente, pero cuando la dirigencia no contrata refuerzos de renombre nos enojamos y decimos que no respetan la historia del club. Cuando los dirigentes traen refuerzos y se endeudan los mismos hinchas que reclamamos jerarquía en las contrataciones somos los que preguntamos “¿De dónde sale la plata si no hay un peso?” o “Nos están llevando a la quiebra, se están robando todo”.
Vemos también una y otra vez como se generan hechos de violencia en los clubes poniendo en riesgo y perjudicando cada vez más a la institución que decimos amar. Cuando como hinchas incondicionales de una camiseta reclamamos que quienes administran a nuestros clubes lo hagan de manera responsable y que nuestros jugadores se comprometan con los objetivos tenemos toda la razón, pero cuando vemos la triste realidad de nuestro fútbol y nuestras instituciones ¿No nos estaremos olvidando que nosotros también somos responsables? Yo como fanático de mi equipo muchas veces caí en estas situaciones, pero es momento de que asumamos nuestro verdadero papel y lo hagamos con responsabilidad, porque los hinchas pesamos y mucho en las decisiones que se toman a nivel dirigencial, pesamos en la forma en que el árbitro dirige, pesamos en el estilo de juego que plantea nuestro director técnico y pesamos principalmente en la manera en que se vive este deporte. Cuando asumamos nuestro papel vamos a ver cada vez más Sombreros y Gambetas.
