jueves, 1 de marzo de 2012

La historia de siempre


Dicen por ahí que si uno sabe que lo van a estafar y no hace nada por evitarlo no existe estafa sino estupidez. Algo de eso hay en el tema de la semana del fútbol argentino que, una vez más, nos deja a todos los que estamos convencidos de la necesidad de un cambio con una sensación de impotencia.
 Allá por los comienzos del torneo cuando Boca Juniors anunciaba la contratación de Santiago Silva, con la aclaración de que se trataba sólo de un refuerzo para la Copa Libertadores, los memoriosos augurábamos este desenlace. En estos días se confirmó: Santiago Silva podrá disputar el torneo argentino.
Una vez más, la ley se tuerce a favor de un equipo poderoso. Ya no llama la atención que Boca incurra en este tipo de “controversias”, pero la culpa en este caso lo excede. Los clubes del fútbol argentino, en casi su totalidad, aprobaron esta decisión. Nuestros representantes dejaron por un rato de lado el compromiso de defender nuestros intereses y actuaron en pos de intereses ajenos. El “por un rato” es sólo una expresión idiomática ya que nos tienen acostumbrados a este tipo de comportamientos, absolutamente contrarios a los que su mandato los obliga.
Hace días, en este mismo espacio, criticaba la cercanía de uno de nuestros nuevos dirigentes con la máxima autoridad de AFA y repudiaba cualquier tipo de “colaboración desinteresada” por parte del otrora ferretero. No pasó mucho tiempo para que mis sospechas se confirmen ya que días después este dirigente dio su primer voto positivo, su primera devolución de gentilezas. Sería injusto caerle sólo a un dirigente cuando esto es generalizado, pero lo remarco porque me sorprendió ver tan rápidamente le eficacia de aquél aval otorgado por Julio Grondona allá por comienzos de año al club presidido por este dirigente.
¿Alguna vez entenderán nuestros representantes que lo que ellos reciben como “ayuda” se trata de una compra de voluntades que sigue destruyendo las bases institucionales de nuestro fútbol? Quizás lo saben y el negocio les sigue cerrando. A los que no les cierra es a los clubes y a los socios de esos clubes, que a pesar de la “desinteresada” colaboración de AFA siguen devastados.
 Decisiones como la de esta semana no hacen otra cosa que alejarme de un fútbol que supe disfrutar. No es casualidad que el nivel de juego sea tan bajo, sabiendo que los partidos y los torneos se definen cada vez más las oficinas de AFA y cada vez menos en los estadios.
Lo más grave de todo es que lo que antes nos sorprendía y nos indignaba, hoy lo anticipamos y hasta lo justificamos. Hay cuestiones en las que es necesario que plantemos bandera y exijamos seriedad, ésta es una de ellas.