domingo, 4 de septiembre de 2011

La historia sin fin.


Nunca voy a ocultar mi fanatismo casi enfermizo por el Club Atlético Independiente. Por ese fanatismo me prometí una y otra vez no escribir sobre mi equipo, porque la objetividad no va a ser un elemento común en lo que pueda decir. Pero la verdad, hoy no quiero ser objetivo, hoy no quiero hacer un análisis sobre un partido en particular. Sinceramente hoy deseo sacar todo lo que tengo contenido porque el presente de la institución a la que amo me hace doler el corazón. Y no me refiero a un mal partido, ni a un mal refuerzo, ni siquiera a un campeonato malo. Me refiero a un presente institucional que desde la cabeza hasta los pies está arruinando al Rey de Copas.
Hoy se perdió con Boca y molesta perder este tipo de partidos, pero si uno ve que las cosas se hacen bien lo tolera y apoya aunque los resultados no acompañen. Pero no se están haciendo bien, desde una dirigencia nefasta que hizo sus negociados y los quiere seguir haciendo, hasta medios cómplices, hinchas desorientados que cambiamos de opinión todas las semanas y barrabravas que dominan la escena política del club.
Ustedes no saben lo difícil que es para mí hilvanar dos palabras y tratar de encontrar una explicación “profunda” a este momento. Trato de decir algo y las palabras se me mezclan porque es tanto lo que quiero decir que me sale todo junto, pero voy a tratar de decir algo coherente, sepan disculpar.
Independiente es un club enorme que hace tiempo no sabe qué quiere, y desde ese desconocimiento no descubre qué tiene que hacer para lograr lo que no sabe. No hay un proyecto de inferiores, no hay enseñanza, no hay gente preparada que pueda delinear un rumbo. La verdad que con el panorama que tenemos el resultado es demasiado positivo, podría ser peor. Al club lo sostiene la poca gente que ama estos colores. Hace unos meses Gabriel Milito volvió a vestir la roja, dejó el mejor club del mundo para volver a su casa y más allá de un mal partido o dos, el “Mariscal” es uno de esos próceres que aman el club y cómo pueden lo sostienen. No es el único, pero se está luchando contra una dirigencia que está muy arraigada y que tiene la complicidad de la barra, que aprieta al verdadero hincha para que no pueda decir lo que siente.
Yo soy uno de esos hinchas perdidos en el interior del país, amo a mi club a pesar de la distancia. Cuando junté unas monedas viajé a verlo y me emocioné cuando pude entrar al estadio que seguramente muchos de ustedes conocen como su casa. Hoy esa distancia me hace doler el doble, porque estoy lejos para poder ayudar, para poder poner mi granito de arena y levantar a mi club. Es difícil, muy difícil, ver que destruyen algo que amás.
Cuando terminó el partido contra Boca, lo primero que pensé es que hoy se iba a terminar un ciclo. Triste apagué el televisor sin poder tolerar dos segundos más de fútbol. Cuando volví a prenderlo me encontré con que lo que imaginaba se plasmaba en la realidad, y de la peor manera, con barrabravas mandados por la Comisión Directiva para cantar y apretar contra un DT que, con sus aciertos y errores, es sólo un eslabón de la cadena. Los jugadores son otro eslabón, nosotros los hinchas somos otro, los periodistas también lo son. El problema es que todos parece que tiramos para otro lado. Yo leo mucho sobre Independiente, escucho muchas voces y los análisis son siempre los mismos, se quedan en si el 3 titular debe ser Maximiliano Velázquez o algún chico de las inferiores, si Pellerano o Battión, o si Assmann o Hilario. El análisis nunca se remite a los temas importantes, a lo que queremos y a cómo lo queremos.
En los medios partidarios se escuchan voces casi unánimes contra la gestión de la actual comisión directiva, yo estoy de acuerdo, pero en pocos escucho propuestas e ideas. Excepciones las hay, claro está, pero como me dijo hace unos días un periodista de un gran programa partidario “A algunos les cuesta despegarse del hincha” Y los hinchas tenemos la misma falla. Hoy tenemos una crisis muy profunda y en unos meses tenemos la posibilidad de votar una alternativa diferente. Pero no dejemos que nos vuelvan a vender espejitos de colores. Preguntemos, indaguemos, profundicemos. Para un candidato es muy fácil decirnos que van a potenciar las inferiores, que van a traer refuerzos de calidad, que van a erradicar a las barras y que van a armar un proyecto deportivo que nos va a posicionar otra vez en lo más alto de nuestro fútbol. Pero gente, seamos realistas, a esa plataforma se la escribo yo a cualquier candidato en no más de media hora. Y entonces, ¿Cómo hacemos? Preguntemos plazos, estrategias, pilares de gestión, fuente de recursos. Aprendamos a preguntar, que no nos engañen más. Nos grabemos las respuestas en la cabeza y cuando se desvíen de lo que prometieron se los hagamos saber, les exijamos desde la protesta respetuosa que cumplan con lo que prometieron.
Duele, mucho este momento, no dejemos que nos sigan haciendo doloroso algo tan hermoso como sentir la pasión de ser hincha de Independiente. Seamos coherentes, seamos pensantes y luchemos por nuestro patrimonio, por el económico y el sentimental. No quiero tener que sentarme con mi hermano más chico a explicarle lo grande que es el rojo, quiero que él lo viva, que lo disfrute por todo lo que sufrió este momento lamentable.
No se si estoy escribiendo una nota o haciendo catarsis, pero esa es la ventaja de no ser un periodista. Yo soy amante del fútbol e Independiente sintetiza mi sentimiento. Sin Independiente el fútbol me parece el deporte más aburrido del mundo. No quiero que un grupo de delincuentes arruine mi club, tolero los errores, tolero las malas decisiones, pero nunca voy a tolerar la delincuencia y es lo que se ve hoy en Independiente. Quienes tuvieron alguna vez la posibilidad de hablar conmigo o leerme, saben que trato de ser racional siempre, pero cuando veo que mi presidente sólo se dedica a negociar nuestro futuro y le regala la potestad de hacer y deshacer a un grupo de barrabravas a cambio de apoyo político, la racionalidad desaparece porque el sentimiento de dolor es más grande. Que el momento de cambiar llegó no hay ninguna duda, en nosotros está que el cambio sea el de siempre o que de una vez por todas exijamos el cambio que nuestro rojo necesita.
Mis últimas líneas son para vos rojito de mi alma, te lastimaron mucho, te bastardearon mucho, te llenaron de heridas, pero los hinchas de verdad te vamos a mantener con vida. Gracias por toda la alegría que me diste y estamos en deuda eterna con vos. Te Amo Rojo.

2 comentarios:

  1. Es cierto Manu, perdón la demora en contestar el comentario, estuve un poco alejado. Un abrazo y te espero de nuevo por acá

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