sábado, 18 de junio de 2011

El goleador que no fue.


Se termina un nuevo campeonato en el fútbol argentino, con situaciones curiosas, polémicas y muchas emociones, de las malas y las buenas. El mundo Boca pudo despedir a su máximo goleador, el gran Martín Palermo. Escribir sobre este asesino de redes no tendría mucho sentido y mis apreciaciones no agregarían nada nuevo. Por eso me voy a cruzar de vereda, hacia Núñez, y voy a recordar a un jugador exquisito, que por cuestiones del destino no pudo ser el goleador que todos esperamos.
Allá por 1999 debutaba Fernando Ezequiel Cavenaghi y rápidamente se transformó en una de las figuras del fútbol argentino. Los que más allá de las camisetas disfrutamos su clase y sus definiciones siempre sutiles no dudábamos en que el 9 de la selección para él era sólo una cuestión de tiempo y de madurez. En River brilló y tras 5 años cambió su destino hacia las frías tierras rusas, al Spartak de Moscú. Los que lo admiramos nos quedamos con un sabor amargo, el “Torito” tenía otro nivel, prometía seguir los pasos de otros goleadores riverplatenses como Hernán Crespo o Javier Saviola. Los dólares rusos pudieron más y nos alejaron del talento de una de las promesas más destacadas de nuestro fútbol por dos años. Cuando se que decía su ciclo en Moscú se había terminado todos nos dijimos que era el momento de dar el salto hacia una liga de primer nivel y que ahí iba a poder demostrar todas sus cualidades, pero apareció el Bordeaux, la Liga Francesa y su paso por el fútbol galo tuvo sinsabores porque arrancó con todo pero terminó en el olvido sentado en el banco de suplentes, demasiado talento derrochado. El Mallorca le dio finalmente la bienvenida a la Liga Española que sólo lo pudo disfrutar por 8 partidos, no llegó ni siquiera al número que marcaba su camiseta, el 10. Hoy lo vemos en el Inter de Porto Alegre, con poca continuidad y yo me pregunto siempre por qué Cavenaghi nunca llego a ser aquél goleador que nos prometió a fuerza de talento. Oportunidades tuvo, condiciones también. ¿Será que el fútbol no le perdonó nunca haber errado su destino allá por 2004 cuando estaba en su mejor momento y era pretendido por los mejores clubes de Europa? Lo cierto es que Europa no le sentó bien, River siempre fue su casa, pero nunca más volvió.
Arranqué la nota nombrando a Martín Palermo y no es casualidad, el titán tampoco tuvo un gran desempeño por suelo europeo, pero supo cuándo volver a su casa, se reencontró con el calor de su gente. El “Torito” todavía tiene el crédito abierto y seguramente River lo espera con ansias.
Se termina un nuevo campeonato y nuestro fútbol extraña cada vez más al selecto grupo de definidores exquisitos del cual Fernando supo ser parte. Sus 27 años nos dicen que todavía puede ser ese goleador efectivo, letal, pero por sobre todas las cosas muy vistoso. Después de todo dicen que lo que el fútbol te quita a la larga te lo devuelve y si hoy nos quitó a un animal del área como Palermo quien dice que no nos devuelva otro con la banda roja cruzada al pecho. En el fútbol los tacos, las gambetas y los sombreros son los que se llevan todos nuestros aplausos, pero cuando la pelota llega al área siempre es bueno tener un señor elegante que le presente a su eterna enamorada, la red.

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